Notas y observaciones
Texto en octavas reales.
Texto en octavas reales.
Preliminares de noviembre de 1652.
Al lector.
Dedicatoria [a San Pedro].
Aprobación de fr. Joseph de Jesús María, religioso del Orden de los Descalzos de la santísima Trinidad Redención de Cautivos, catedrático de Prima en Sagrada Teología en sus colegios de las Universidades de Baeza, Alcalá y Salamanca.
Licencia del ordinario.
Aprobación del P. Alonso de Amaya, lector de Teología en el colegio de la Compañía de Jesús de la ciudad de Roma.
Licencia del Real Consejo.
Algunos de los errores de la impresión se corrigen así.
Soneto de D. Juan de Dicastillo y Azedo.
Soneto de D. Juan Jaime de Esporrín, señor de Sant-Orcaz, diputado del Reino de Aragón.
Décimas de D. Francisco Jacinto de Villalpando Enríquez de Lacarra y Navarra, marqués de sera, señor de las baronías de Quinto y Figuerueras, y de la villa de Estopiñán, caballero del hábito de Santiago, gentilhombre de la Cámara de su Majestad, de su Consejo, escribano de raciones de la Casa Real de Aragón y comendador de Ballesteros.
Poesía latina del P. Melchor de Novar, de la Compañía de Jesús.
BNE R/11973 , U/1115 (con los prels. en distinto orden que el anterior) , R/14315(1) ; EsSa01 R-VIII-3-27 ; UniZar G-7-267 ; RAE , 12-XI-7
Simón Díaz, BLH, X, nº3556, p.445.
Perez Goyena, A., II, nº 573.
Bègue, p.403.
Salvá, I, nº990.
Simón Díaz, “Primer índice...XVII”, p.180.
CCPB000051761-5.
Discurre el autor en el Teatro de la vida humana
ESTACIÓN PRIMERA, DE LA AURORA.
DISCURSO PRIMERO.
SILVA I
El alba hermosa y fría,
que bien puede ser fría y hermosa,
como mujer casera y hacendosa,
con la primera luz del claro día
se levantó aliñando paralelos,
barriendo nubes y fregando cielos.
Salía con las crenchas destrenzadas,
el jaque descompuesto,
y echada por los hombros la basquiña,
solo un zarcillo puesto,
que porque el sol, que viene, no la riña,
y regarle el salón del mundo presto,
dejó prendido el otro en la almohada;
la saya arremangada,
y el manteo de vuelta solo bajo,
dejando el estropajo
que del cielo lavó los azulejos. (...)
Agustín de Salazar y Torres