Alice Munro: cuentista, canadiense, mujer y Premio Nobel

4 años 7 meses antes - 4 años 6 meses antes #35 por club-lectura
Envidio a los que por primera se acerquen a los cuentos de Alice Munro porque yo, que hace poco que tuve ese placer, quedé impactada como hace tiempo que no me sucedía (por desgracia, a ciertas edades y después de tantas lecturas, lo que impacta está leído, y lo que no, pues es difícil que lo haga). Cuando el año pasado esta escritora canadiense nacida en 1931 ganó el Premio Nobel de Literatura, me pasó como con tantos otros, me sonaba el nombre y poco más, por lo que indagué acerca de su vida y su obra, y lo que ví, me gustó. Se convirtió así en una más de mis lecturas pendientes, y sobre todo después de leer artículos como el de Muñoz Molina en el que hablaba maravillas de ella. Reconozco que el género cuento no me llega a entusiasmar, con honrosas excepciones, y que era un poco eso lo que me echaba para atrás, porque ocurre que empiezas a leer, a encariñarte con los personajes, a hacerte con las situaciones, y ¡zas¡, cuando estás en lo mejor, el cuento se acaba, dejándote con ganas de seguir avanzando en la historia. Y justo eso es lo que pasa con los cuentos de Alice Munro, excepto lo último, porque como bien dice Muñoz Molina , “sus relatos contienen novelas enteras”, y si lo que os gusta, como a mí, es que os cuenten historias y os diseccionen sentimientos con la eficacia del mejor cirujano y pensando ¿cómo se puede decir tanto con tan poco?, pues estáis de suerte, porque es acabar un cuento, quedar satisfecho, y empezar otro para ver qué es lo que ocurre. Pasa que a veces no se puede pasar de inmediato al siguiente, sino que hay que volver atrás porque aunque se trata de una historia sencilla en apariencia, necesita de una relectura para entenderla bien (por ejemplo, con este que vamos a leer “Radicales libres”: hay quien ve en Nita a una asesina y yo no lo entiendo así). Alice Munro suele ofrecer una clave a lo largo del relato que dará luz a la historia y que en principio puede pasar desapercibida para el lector desatento (por eso lo de volver atrás).
Muchos la comparan con Chéjov, pero a mí me recuerda muchísimo a Carson McCullers , que la tuvimos en el Club cuando en lugar de foro era blog, con sus personajes muchas veces marginales, ambientes rurales y pueblerinos (como en los que transcurrió gran parte de la infancia de Alice Munro), mundos cerrados y a veces un poco opresivos, en los que hay muchas mujeres (niñas, adolescentes, adultas, ancianas) que quieren hacer algo diferente con sus vidas y no saben cómo, y de la forma más inesperada encuentran la solución. A propósito de esto, transcribo una frase de ella que me parece un punto de partida genial para entender su obra: “Cuando un hombre sale de una habitación deja todo detrás, cuando una mujer lo hace lleva todo lo ocurrido en esa habitación con ella”.
“Radicales libres” (iba a decir, uno de sus mejores cuentos, pero ¿cuál de ellos no lo es?), pertenece a su libro “Demasiada felicidad” (2009), y en él, una mujer de unos sesenta años, Nita, enviuda de repente. Un día llega un extraño a su casa que la pone en una situación muy tensa y bastante peligrosa y de la que ella logra salir airosa a través de la fabulación cual moderna Sherezade, no obstante Nita era lectora empedernida de novela (“Detestaba la palabra “evasión” aplicada a la ficción. Podría haber argumentado, y no solo por llevar la contraria, que la evasión era la vida real. Pero esto era demasiado importante para discutirlo”).
Si os quedáis con ganas de más, aquí podéis leer on-line otros cuentos suyos , y, además, en la Biblioteca tenemos casi todos sus libros.
Como extra, si lo que os gusta es que os cuenten un cuento, aquí podéis escuchar “Radicales libres”.

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