soria visitaEl día 5 de abril con la maleta cargada de ropa de abrigo, en vista de las predicciones meteorológicas, un grupo de alumnos del Centro Intergeneracional Profesor Francisco Santisteban de Córdoba, Montilla, Cabra y Priego, salimos con máxima puntualidad hacia Soria.
 
Llegamos a Burgo de Osma, donde estaba previsto el almuerzo en el restaurante Río Ucero, y a la hora de los postres, la ciudad nos dio la bienvenida con una ligera nevada, lo que fue para nosotros una gran alegría, tan poco acostumbrados como estamos a este fenómeno…
Una vez finalizada, nos recogió Ana, nuestra guía, que nos explicó el origen de la ciudad arévaca de Úxama, y como surgieron sus murallas. Es sede de una potente diócesis, como se refleja en sus edificios. Entramos en la ciudad por la Puerta de San Miguel, y llegamos a su Catedral, en la cual se observan varios estilos, aunque domina el gótico de su torre. En el interior destaca el claustro y la capilla con el sepulcro policromado de San Pedro de Osma.
Continuamos el recorrido por la porticada calle Mayor, donde está el Palacio Episcopal, y el Hospital de San Agustín (hoy Oficina de Turismo), hasta llegar a la Plaza Mayor porticada, con casas típicamente castellanas y el Ayuntamiento. Finalizamos tomando algo que nos calentara del frío reinante.
   
Seguimos nuestro viaje hasta Soria, alojamiento y cena en el hotel, para después ir a descansar. El sábado, después del desayuno, salimos hacia el Cañón de Río Lobos, declarado Parque Natural en 1985. Majestuoso cañón, que ha excavado el río que le da nombre. En el camino, recogimos a nuestros bien preparados guías, que en todo momento estuvieron atentos a nuestro bienestar. Después de unos kilómetros, llegamos a la Ermita de San Bartolomé, situada estratégicamente en el centro de las diversas iglesias templarias, y a igual distancia de Finisterre y el Cabo de Creus. Es un lugar telúrico, y reconocido universalmente, por la energía que de ella emana. Muy cerca está la Gran Cueva, ocupada ya desde la Edad de Bronce.
Algo que nos despertó gran curiosidad, fue el Colmenar de los Frailes, donde se recolectaba la miel en las colmenas, fabricadas con los troncos huecos de los árboles, y que se alineaban en los resaltes rocosos del cañón. Durante el recorrido vimos muchos buitres leonados (hay más de 100 parejas), al principio estaban en sus buitreras, pero más tarde nos mostraron su majestuoso vuelo. También observamos y aprendimos a distinguir a las sabinas macho de las hembras, y nos explicaron, que la presencia de nenúfares en las aguas de los ríos, era símbolo de la limpieza de sus aguas.
Después de almorzar y descansar, nuestra guía Ana, nos mostró Soria, ciudad de poetas (Antonio Machado, Gerardo Diego…). Está situada entre dos cerros, y en medio, la calle Mayor o calle del Collado. Visitamos el impresionante monasterio de San Juan de Duero, edificado entre los siglos XII y XIII, y declarado Monumento Nacional en 1882. Lo más llamativos el claustro, con diferentes tipos de arcos, entre los que destacan los de influencia bizantina, y un arco vano, cuya base no está apoyada, y que era considerado zona con energía positiva.
La iglesia es muy sencilla, de una sola nave y ábside semicircular, destacan dos templetes adosados con capiteles románicos, en los que sus tallas narran historias de la Biblia.
Después de contemplar, desde la orilla del Duero, la maravillosa vista que ofrece la ermita de San Saturio, patrón de la ciudad, entramos en el interior, para conocer la vida del Santo, y el fervor que el pueblo soriano le tiene.
A continuación nos dirigimos a la Iglesia de Santo Domingo (actual convento de clarisas, que en ese momento cantaban con sus preciosas voces). Contemplamos la magnífica portada románica de origen francés. Tiempo libre para recorrer sus calles, comercios y tabernas. Regreso al hotel para cenar y descansar, que ya lo merecíamos.
 
El domingo 7, después de desayunar y recoger a nuestros guías, nos dirigimos por la orilla del río Abión (espacio protegido), hasta La Fuentona u Ojo de Mar (declarada monumento Natural en 1988). Con sus aguas tan transparentes, parecía tener poca profundidad, sin embargo, alcanzaba los 23 metros. En ella nadaban truchas de una especie muy pura, por lo que se llevan a otros ríos de España, para mejorar las especies. Estas aguas vienen de cuevas subterráneas de difícil acceso, e imposible de llegar hasta su origen, ya que los buzos no podrían salir a la superficie, en caso de emergencia, de hecho, son frecuentes los accidentes de los que lo intentan.
Después nos fuimos al Sabinar de Catalañazor, donde algunas sabinas tenían troncos, que necesitaban cuatro personas para poder rodearlos y abrazarlos. La zona es de pastos, y pudimos comprobar los beneficios que el ganado controlado aporta al suelo, pues hay una zona acotada a la que el ganado no puede acceder, y está llena de maleza.
Muy cerca está el precioso pueblo medieval de Catalañazor, subimos a su castillo en ruinas, para contemplar la vega del río Abión, y recorrimos sus tranquilas calles. Después del almuerzo, salimos hacia Santo Domingo de Silos, en la ribera del río Mataviejas, donde destaca el majestuoso monasterio, con un claustro de doble planta, siendo la inferior la de más mérito con artesonado mudéjar muy bien conservado, y arcos de medio punto, columnas con capiteles muy variados, entre las que destacan las columnas giradas sobre sí mismas, y los relieves que ornamentan las caras interiores de las cuatro pilastras que forman los ángulos de la galería, con imágenes bíblicas. Vimos la botica del convento, con tarros de cerámica talaverana, y volúmenes. El antiguo refectorio, hoy contiene un museo con obras de orfebrería, escultura y pintura.
Nos paseamos por el pueblo de Silos, a la espera de escuchar en la iglesia de San Sebastian (donde reposan los restos de Santo Domingo), a los monjes cantar las Vísperas en gregoriano.
 
El lunes 8, comenzamos el regreso a Córdoba, pasando por Sigüenza, ciudad declarada Conjunto Histórico Artístico en 1965, para visitar la Catedral de Santa María, con dos grandes torres que le dan aspecto de fortaleza, dentro de ella, se encuentra la estatua yacente del Doncel de Sigüenza. La Plaza Mayor está porticada y es de estilo renacentista. La calle Mayor nos conduce al Castillo (actual Parador Nacional). Comida en Laguardia de Toledo, y continuación hacia Córdoba, donde llegamos a la hora prevista.
 
   Nuestro agradecimiento por su esfuerzo y dedicación a Ángel Suarez, y a Carmen Serrano que nos mima demasiado. Y como no, a los asistentes, sin cuya participación, puntualidad y saber estar, no hubiera sido posible pasar estos maravillosos días.
 
   Ángeles Aguado
 
Enlace a la galería de fotos-> https://photos.app.goo.gl/VeP223rJpsSYsh4S9
 
Fotografía: Carmen Serrano