Philosophical Skepticism

You are here: Main Introduction
Sitemap

Pyrrhonian Tradition / Pyrrho of Elis

Cualquier prolija discusión sobre un problema debe comenzar por su origen: cualquier historia tiene una prehistoria. Los comienzos del escepticismo se advierten y se desarrollan, como hemos visto, ya desde los presocráticos. Sin embargo, este movimiento, igual que otros, no carece de un fundador por todos reconocido: Pirrón de Elis. Llegamos, en sentido estricto, al punto de partida del escepticismo; vamos, pues, a delimitar y, si podemos, a clarificar el pensamiento y la actitud de este particular filósofo. Es verosímil, en este sentido, que la pasión con que iniciamos esta investigación se superponga a cualquier dificultad y seamos capaces de clarificar el escepticismo de Pirrón de Elis. Muchas veces, seguimos algo y sólo al final nos damos cuenta que lo que seguimos es sólo la forma a través de la cual lo contemplamos. Quizá, igual que los escépticos nunca cesaremos de buscar, y puede que nuestra búsqueda sea retornar al punto de partida y conocer ese lugar por primera vez. Por eso no es extraño que el escéptico, el buscador, el examinador, el observador, llegue a la conclusión de no haber buscado todavía en el lugar correcto y siga la búqueda. En esta imagen, existe una diferencia esencial con el que encuentra: éste introduce el concepto "cero" en la ecuación existencial, mientras que el otro, el escéptico, el concepto "infinito", pues infinitos son los lugares donde hay que buscar. Además, esa búsqueda es autoinmunizante, pues no podemos detenernos en ningún lugar, ya que son infinitos los posibles lugares correctos en los que puede encontrarse lo buscado. Llegamos, en sentido estricto, al punto de partida del escepticismo; vamos, pues, a delimitar y, si podemos, a clarificar el pensamiento y la actitud de este particular filósofo.

Es imprescindible, pues, hacerse cargo de esta intención en un pensamiento como el de Pirrón, pues no existe mucha precisión en las noticias que nos llegan de él, y por lo tanto, en  su estudio la búsqueda, la observación y el examen, es decir la "sképsis", es necesaria. La reputación de Pirrón como el fundador del movimiento escéptico no surge de ningún testimonio escrito de su mano, sino de la impresión que tenemos por la lectura de los textos que han llegado sobre él. De todos los escépticos, quizá, Pirrón es el autor cuyo estudio es más necesario. Su nombre aparece rodeado de leyenda, la mayor parte de la cual es posible que no sea verdadera. Por eso, solamente podemos acercarnos a su pensamiento gracias a un material que otros dejaron sobre él y en el que supuestamente se reflejan sus ideas. De ahí que, el recuerdo de Pirrón venga rodeado por el misterio que se revela gracias a la interpretación: por eso, las conclusiones a las que podamos llegar en nuestro trabajo de investigación no podrán tener un carácter absoluto, sino, básicamente, provisional.

Las fuentes que aportan información sobre este filósofo, como ya hemos visto, son poco homogéneas. Si bien nos encontramos con algunas claras y precisas, la mayoría son poco explícitas y, en algunos casos, merecedoras de cierta desconfianza. Decleva Caizzi en la introducción de su obra dedicada a los testimonios sobre Pirrón expone las dificultades que podemos encontrarnos en cualquier trabajo que tenga como horizonte de estudio a Pirrón de Elis. En esta obra, dice Caizzi que ningún destino historiográfico es parejo al de Pirrón, pues las reconstrucciones de su pensamiento se han hecho no sólo sin hacer valer el criterio de la presencia de su nombre en los textos utilizados, sino sin que exista ninguna base histórica que fundamente tal orientación1. En nuestro estudio, nosotros no sólo hemos acudido a fragmentos de Timón o a pasajes de Gelio, Sexto y Diógenes, sino también hemos valorado y estudiado críticamente otros testimonios que construyen, junto con los anteriores, un perfil preciso del de Elis. Todo ello, nos lleva a dibujar, equilibradamente, el pensamiento y la personalidad de Pirrón de Elis.

Debido a estas específicas características, descubrimos un obstáculo que hace muy difícil la reconstrucción uniforme del pensamiento de Pirrón y dificulta la armonización y conciliación de los liersos testimonios de la antigüedad (literarios o filosóficos) que se han conservado sobre él. Todo esto ha tenido como consecuencia el que no podamos establecer un único criterio de valor o valoración de su vida y de su pensamiento. Estos obstáculos colaboran al surgimiento de toda una serie de interpretaciones de Pirrón, de las que, algunas, parecen adolecer de cierta ambigüedad o indeterminación2.

Así pues, encontramos en Pirrón numerosos testimonios que rompen cualquier intento de construir una línea clara en la historiografía de la tradición escéptica. Autores como Suidas, Pausanias, Antígono, Posidonio, Aristocles, Filón, Estobeo, Clemente, Cicerón, Aulo Gelio, Sexto, Diógenes Laercio escriben sobre Pirrón, su pensamiento y los pirrónicos. Todos estos textos se proponen ofrecer los instrumentos de base para la interpretación tanto histórica, como filosófica y filológica. Como es tan difícil hacer un estudio de un autor con unas fuentes tan fragmentarias, hemos creído conveniente centrarnos en aquellas fuentes que aportan un material uniforme; éste, junto a los textos sueltos que han sobrevivido de otras, va a conformar el pensamiento de Pirrón que vamos a rescatar. Por tanto, vamos a realizar un estudio de Pirrón teniendo como hilo conductor los datos que aportan las fuentes por separado, para, posteriormente, tratar de unificarlos y construir un perfil de este filósofo que sirva de conclusión. Así, iremos encontrándonos con la imagen de Pirrón que se manifiesta a través de las indicaciones que proporcionan Timón, Aristocles, Cicerón, Aulo Gelio, Sexto Empírico y Diógenes Laercio, sin olvidar otros testimonios que podrán aportar el contrapunto necesario a este trabajo de investigación.

Antes de pasar directamente a los textos creemos conveniente recordar algunos aspectos importantes que van a conducir y unificar la exposición. En primer lugar, hay que destacar la relación del pensamiento de Pirrón con el de sus predecesores. El escepticismo pirrónico es deudor de unos problemas o influencias que ya hemos estudiado en los capítulos precedentes. En segundo lugar, se observa en Pirrón un intento de asociar vida teórica y vida práctica como actitud definitoria de su pensamiento: "Se comportaba de un modo consecuente también en la vida, no rehusando nada (μηδὲν ἐκτρεπόμενος), ni precaviéndose de nada (μηδὲ φυλαττόμενος)"3. Aunque creemos aventurado el intento de Conche4 de sobrevalorar una sobre la otra, sí que estamos de acuerdo en que es insuficiente atender sólo a la teoría o a la práctica para entender la figura de Pirrón, por lo que será necesario considerar estos dos aspectos en uno solo. En tercer lugar, observamos algunos fragmentos de intención ético-moral en los que se puede advertir una cierta actitud dogmática, también nos encontramos con otros textos en donde, teniendo como horizonte el problema del conocimiento, descubrimos una estricta actitud escéptica que lleva como resultado final a la felicidad. Según esto, tendremos, pues, por un lado la subordinación de toda la filosofía a la felicidad y por otro la indeterminación de la realidad ante la imposibilidad que tenemos de conocerla. Esta eliminación, en cierto modo, de la realidad como tema del discurso viene como consecuencia de su indeterminación, ya que al no poder saber cómo son por naturaleza las cosas, al ser indiscernibles, no   podemos justificar que ellas son de una determinada forma. En esta apreciación también coincide el escoliasta de Luciano cuando en un pasaje nos dice que el propio Pirrón tenía como objetivo eliminar toda la realidad: "Pirrón primero pintor, se convirtió luego en filósofo y tenía como objetivo eliminar toda la realidad"5. A partir de aquí, una de las tareas más interesantes de nuestro trabajo será encontrar un nexo de unión entre conocimiento, vida práctica y felicidad.

Otra particularidad de Pirrón va a centrar el debate posterior: su carácter ágrafo6. Pirrón no escribió nada, y esta actitud no parece accidental, pues existen algunas razones que pueden justificar esta disposición. Una de ellas puede ser la notable decisión pirrónica de no querer, conscientemente, dogmatizar, ya que transmitir por escrito una doctrina supone, de una forma o de otra, convertir sus teorías o sus doctrinas en un "corpus" establecido que tiene que ser estudiado y, con seguridad, transmitido por sus discípulos, lo cual hubiese podido transformar su escepticismo en un dogmatismo. Otra razón que puede justificar su silencio, es la extraordinaria claridad con que Pirrón identifica, según los testimonios que tenemos, teoría y práctica, por lo que sus ejemplos cotidianos, su actitud ante la vida enseña más que cualquier escrito que hubiese dejado. Desde esta perspectiva, el ejemplo de su vida tiene más valor que sus teorías o doctrinas7, lo cual parece que fue asumido por sus discípulos como huella impresa.


  1. DECLEVA CAIZZI, F., "Prolegomeni ad una raccolta delle fonti relative a Pirrone di Elide", in Lo scetticismo antico, Op. cit., pp. 95 y ss.
  2. Cfr., por ejemplo, un artículo de REALE, G., "Ipotesi per una rilettura della filosofía di Pirrone di Elide" en Lo scetticismo, op. cit., pp. 243-236, nos presenta hasta ocho diferentes inter­pretacio­nes de Pirrón:
    1. gnoseológico-fenomenista.
    2. dialéctico-hegeliana.
    3. científica.
    4. práctica-moral.
    5. metafísica.
    6. anti-metafísica-nihilista.
    7. orientalista.
    8. interpretación literaria.
  3. D.L., IX, 62.
  4. CONCHE, M., Op. cit., (bibliografía) pp. 24-25. Aquí Conche llega a decir que la teoría no es nada sin la práctica ya que los griegos no juzgan a la filosofía por lo que ella dice, sino por lo que ella es. Si la teoría no tiene una posibilidad práctica, si no es posible, si no es creíble, si no puede ser probada en la vida, no sirve.
  5. Schol. in LUCIANO, Bis acc., 25: DECLEVA CAIZZI, 5
  6. Como parece que comprobamos tanto en Diógenes cfr. D.L., I, 16: DECLEVA CAIZZI, 43, como en Aristocles, cfr. EUSEBIO, Praep. Evang., XIV, 18, 1: DECLEVA CAIZZI, 53. [Para facilitar al lector las referencias de los textos de Eusebio de Cesárea, siempre que hagamos referencia a los textos de Eusebio que se encuentren seleccionados en los testimonios que sobre Pirrón ha reunido DECLEVA CAIZZI, citaremos el texto de Eusebio con la notación que propone Caizzi seguido del número de texto con el que aparece en los testimonios. Y cuando tengamos que utilizar textos que no estén recogidos en la edición de DECLEVA CAIZZI los citaremos por la edición de Patrología Griega = P.G., de MIGNE].
  7. Para Conche, la escritura como acto se opone a la ejemplar vida del sabio, para quien los discursos y los actos de su vida se identifican plenamente; señalando, en este sentido, que no se puede ser, a la vez, un sabio y un autor, vid., Op. cit., p. 27.