UNA RECUPERACIÓN CON DEMASIADAS SOMBRAS. Por Fernando Lara

UNA RECUPERACIÓN CON DEMASIADAS SOMBRAS

Reproducimos a continuación la aportación de nuestro compañero, el profesor Fernando Lara, al Anuario Económico de Córdoba 2016, publicado recientemente por Diario CÓRDOBA.

Una actitud optimista nos permite pensar con ilusión y esperanza y facilita que nos centremos en los aspectos positivos y en las soluciones a las dificultades y problemas por los que pasamos convirtiéndolos en oportunidades. Una postura realista permite, además, afrontar esas dificultades diseñando y adoptando las medidas que contribuyan a superarlas.  El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas, en palabras de William George Ward, escritor y teólogo inglés.

 Ver las cosas con un enfoque positivo y actuar en consecuencia supone hacer una valoración informada y objetiva de los hechos y situaciones, y objetivamente creo que nos encontramos respecto a la situación económica en Córdoba como solemos responder cuando se nos pregunta cómo estamos y no estamos tan bien como querríamos: bien, sin entrar en detalles. Pero aquí hay que entrar en detalles para prever, hacer propuestas y tomar decisiones.

Observamos que, a nivel general, en el año 2013 se invirtió la tendencia decreciente de la actividad económica que se inició en 2008, alcanzándose en 2015 y 2016 tasas de crecimiento del PIB superiores al 3% en España (3,2% en 2016), superando todas las previsiones y expectativas y el desempleo se redujo un 2,3%, dejando la tasa de paro en el 18,4%.

El escenario está cambiando y se espera que España recupere en 2017 el PIB anterior a la crisis y se avance por un camino de estabilidad, aunque algunos augurios apuntan riesgos crecientes, más por la inestabilidad e incertidumbre en la política nacional e internacional (EEUU) que por nuevas dificultades reales a nivel macroeconómico. Buenas perspectivas generales pues, pero como decía, habrá que entrar en detalles.

La economía cordobesa también presenta algunos datos que, observados con optimismo, pueden ser alentadores, pero persisten las sombras. El crecimiento económico en la provincia es positivo, en torno al 2,4%, si bien claramente inferior al crecimiento andaluz y es, junto a Huelva, el menor crecimiento de toda la región. Algunos indicadores apuntan una recuperación de la demanda: crece de manera importante la matriculación de turismos (14,37%) y de vehículos de carga (16%), en ambos casos por encima de la media de España y muy cerca de la andaluza el primero y por encima el segundo; aumentan los depósitos bancarios del sector privado (2,85%), por encima de la media nacional y de la andaluza; crece también la compra de viviendas (2,4%, por debajo de las tasas nacional y regional; y el número y el importe de las hipotecas constituidas también aumenta por encima de las cifras andaluza y española (17,51% el número y 37,95% el importe). Pueden ser síntomas de una mayor confianza, de un incremento de la renta, consecuencia de cierta recuperación en el mercado laboral y de una mejoría de la situación financiera de la población. Una parte significativa de las empresas creadas pertenecen al sector del comercio al por menor, lo que también parece una señal de la referida e incipiente recuperación de la demanda.

El mercado de trabajo sigue sin experimentar un cambio de tendencia claro. Si bien es cierto que el número de ocupados en la provincia ha aumentado por encima de la media andaluza, su evolución muestra importantes oscilaciones y una elevada tasa de paro (29,42% en el cuarto trimestre de 2016), muy por encima de la nacional (18,6%). Córdoba es la cuarta provincia española con mayor tasa de paro, con una composición en la que abundan los parados de larga duración y las personas que buscan su primer empleo, y claros síntomas de un el vado desempleo estructural y una elevada temporalidad en la contratación.

Los datos de sociedades mercantiles constituidas y disueltas indican que la atonía de la actividad empresarial permanece, Córdoba es una de las tres provincias andaluzas (junto a Huelva y Jaén) con menor número de sociedades constituidas y en el último cuatrimestre de 2016 se ha acelerado el número de sociedades disueltas. El número de empresarios con asalariados ha disminuido, 14.430 menos, al contrario de lo que sucede en el conjunto de Andalucía (sólo se reduce en las provincias de Córdoba, Jaén y Málaga) y también disminuye el número de trabajadores independientes y empresarios sin asalariados, de nuevo con una evolución dispar con la región, en este caso junto a Cádiz y Huelva.

Por sectores de actividad el sector servicios, que emplea prácticamente al 75% de la población ocupada de la provincia, es con diferencia el que mejor evoluciona, con incremento de la ocupación del 4,9%, y dentro de este sector destaca la actividad turística. En agricultura se sufre una reducción en las producciones con mayor peso (vino y mosto, aceite de oliva, naranjo dulce, trigo y girasol) y cae un 7,9% el número de ocupados, aunque es uno de los pilares fuertes de las exportaciones cordobesas (mayoritariamente el aceite de oliva) que han aumentado en 2016 en algo más de 5 puntos. La industria pierde fuerza y empleo, cayendo más del 10% la ocupación laboral en el sector. La construcción apunta una tendencia positiva recuperando empresas y empleo.

 Ya he citado al turismo y al sector exterior como las dos referencias más positivas, con un comportamiento diferenciado y positivo. Crece el número de visitantes que recibimos en la provincia, la mayor parte de ellos en la capital; aumenta el número de pernoctaciones en establecimientos; la estancia media, la gran cuestión pendiente, se mantiene; y el gasto medio crece por encima de la media andaluza en Córdoba y supera al gasto medio en Andalucía (66,4 euros en Córdoba y 65,1 en Andalucía). Unas buenas expectativas, a pesar de la indefinición y la incertidumbre que padecemos en la gestión política del turismo en Córdoba, que han sido muy probablemente las que han alentado los proyectos inversión en nuevos establecimientos hoteleros. Ahora hay que esperar a que se tomen las decisiones que permitan la definición del ausente modelo de gestión turística y que se puedan obtener los mejores resultados posibles con un impacto medido y controlado al mismo tiempo que mejore el empleo y las condiciones del sector. Las actividades vinculadas al turismo comparten con la actividad exportadora un aspecto muy importante: están expuestas a la competencia internacional y son muy dependientes de la evolución de variables económicas y sociales exógenas, lo que podría ante una coyuntura negativa, que no se puede descartar, ponerlas en apuros. Hay que tener presente que las exportaciones cordobesas están muy concentradas en la industria alimentaria (aceite de oliva), el cobre y la joyería, aunque a su favor está que son producciones de gran calidad y muy competitivas.

Parece que nos encontramos ante una recuperación que no acaba de llegar hasta nosotros y en la que vamos a remolque. Habrá que aprovechar el tirón con esperanza y optimismo como dice Rojas Marcos: “¿Por qué no ser optimista, no se gana nada con no serlo”.

 Fernando Lara de Vicente es profesor de Economía Aplicada de la UCO y vicedecano de Ordenación Académica de la Facultad de Ciencias del Trabajo. Coordina el núcleo de estudios sobre Actividades Turísticas de ETNOCÓRDOBA Estudios Socioculturales. En la actualidad participa, entre otras actividades investigadoras, en estudios sobre el sistema turístico en Córdoba y su sostenibilidad e impactos, sobre mercados de trabajo en la provincia, gobernanza y participación social y ciudadana y sobre la evaluación de la imagen turística proyectada de Córdoba.

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