Absentismo: ni tanto ni tan calvo

Artículo de Emilio Castejón Vilella, que en mi opinión sitúa en su contexto, un grave problema de la seguridad y salud laboral de España. No obstante, he de decir que en mi opinión, no debemos dar por bueno que el absentismo se identifique como una variable que fluctua según la evolución positiva o negativa de la economía. Ese es un error que ya se une de forma permanente con otra variable, el accidente de trabajo (AT), si se expande la economía se incrementa el AT y viceversa.
Algo no estamos haciendo bien y deberíamos analizar las razones estructurales y no las coynuturales, que hacen que estas dos variables se unan a la mayor o menor cantidad de trabajo.
 
Absentismo: ni tanto ni tan calvo
 
Las plañideras habituales entonan su eterna cantinela.
AddThis Sharing Buttons
Share to LinkedInLinkedInShare to FacebookFacebookShare to TwitterTwitterShare to WhatsAppWhatsAppShare to CorreoCorreo
El 19 de marzo de 2018 el diario ABC utilizaba el siguiente titular: "Las bajas laborales se disparan el 39% desde que comenzó la recuperación" (http://www.abc.es/economia/abci-bajas-laborales-disparan-39-por-ciento-d...) y encabezaba el amplio comentario posterior con la figura que insertamos a continuación, en la que se muestra la evolución del gasto de la Seguridad Social en el apartado de incapacidad temporal por contingencias comunes, es decir, las bajas por enfermedad común o accidente no laboral.
Obviamente ABC barría hacia donde barría, ignorando sin duda voluntariamente que los datos presentados, para que representen mínimamente la realidad han de analizarse sobre la base del gasto por persona y tener en cuenta la inflación, pues los euros de 2010 no son "iguales" a los de 2017.
Si se efectúan ambas correcciones acudiendo a los datos de afiliación de la Seguridad Social y de inflación proporcionados por el INE, los resultados son los que se muestran en la figura siguiente:
En definitiva, al volver a la "normalidad" se ha recuperado la "normalidad". En otras palabras, al reducirse el desempleo se han recuperado las tasas de incapacidad temporal existentes antes de la crisis, durante la cual el miedo a perder el puesto de trabajo hizo que los trabajadores practicaran frecuentemente el presentismo, es decir, el ir a trabajar estando enfermos.
Cabe lógicamente preguntarse si esa "normalidad" es relativamente circunstancial o responde más bien a una tendencia de más largo plazo. La respuesta la mostramos en el gráfico siguiente, análogo al anterior pero extendido hasta 1995 (con la excepción de 2008 y 2009, para los que no teníamos los datos a mano, ustedes perdonen):
La conclusión es obvia: nos encontramos dentro de la normalidad de largo plazo, nos guste o no.
Y a algunos, obviamente, no les gusta. No hay que olvidar que desde 1992 (Real Decreto Ley 5/1992) los empresarios están obligados a pagar el subsidio de incapacidad temporal por contingencia común entre los días 4 al 15 de la baja. Lo cual significa (ABC dixit) que tienen que pagar unos 6.600 millones de euros al año, es decir, más o menos la mitad del coste total de la incapacidad temporal. Y, evidentemente, no les gusta